Introducción a la marca gráfica como rostro
Hablar de identidad gráfica, es hablar de una pequeña parte de la marca, pero es parte escencial que define una imagen; un rostro que darle a tu empresa.
Para entender esto, debemos pensar en la marca como un conjunto de valores, signos, promesas y servicios que construyen una personalidad; funciona como un todo y está compuesto por, entre otras cosas, su sistema gráfico de identificación, es decir, los elementos visuales que el diseñador gráfico escoje para transmitir un mensaje.
Puntos clave
La marca gráfica es la cara de una empresa. A partir de la morfología reconocible de los elementos visuales que lo componen, el consumidor o usuario de una empresa va generando reconocimiento de la misma, de tal modo que sus signos identitarios van permaneciendo en su mente con el paso del tiempo. De este modo, la identidad visual de una empresa se construye a partir de ciertos criterios que queramos dar a entender y que aunque no lo parezcan a simple vista, están ahí.
¿Alguna vez te has preguntado, por qué el logotipo de una marca de refrescos, es diferente al de un una marca de automóviles? o, ¿Por qué dentro de un mismo giro, existen diversos tonos de comunicación?. Nosotros como diseñadores debemos tener en cuenta a público al que nos vamos a dirigir, con conocimiento previo de la empresa a la que vamos a trabajar. No es lo mismo comunicar para un grupo de personas adolescentes, que a un grupo de entre 30 y 60 años cuya naturaleza, tienen predileccion es distintas entre sí; sin embargo, lo más importante es tener en cuenta el tono de comunicación con el que nos queremos dirigir a nuestros consumidores, y es a partir de ahí, que debemos seleccionar las mejores herramientas para dar mensajes gráficos.
La selección tipográfica a la hora de construir un logotipo debe verse limitada por el conocimiento de un público objetivo, y solo se puede lograr con una investigación interna; lo que quiero que mis clientes piensen de mi, y una investigación externa; qué existe en el mercado que se parezca a mi, qué tipo de personas consumen un producto o servicio parecido al mío, y cómo voy a diferenciarme de la competencia para sobresalir.
Dar mi rostro no basta para que la gente me conozca. Pensemos en una persona; sí, quizá en segundos podamos recordar el nombre de un rostro particular, pero para poder conocer a detalle una persona, tenemos que saber otras cosas, su tono de voz, su personalidad; ¿Cómo se comunica con los demás?, mediante qué medios, la frecuencia, y con qué tipo de personas se relaciona más, cuáles son sus gustos, costumbres, tradiciones, edad, etc… Este tipo de información la podemos transcribir a nuestra empresa, e intentar darle las mismas características para que la identidad esté definida.
La tarea del diseñador gráfico es, una vez entendidas todas estas características, seleccionar los mejores elementos, signos, colores, formas y texturas e intentar comunicarlas al público, pero hay que ser coherentes y constantes en todos los medios en que nos comunicaremos. Las marcas más reconocidas en el mercado han trabajado su personalidad por años, de tal modo que, aunque no lo parezca, tenemos una idea clara de su personalidad y sus intenciones a la hora de comunicarnos un producto o servicio.
Conclusión del artículo
El diseñador gráfico, como comunicador visual, juega un papel importante dentro del estilo de comunicación de una empresa. Reconozco que tanto tu, lector, como yo desearíamos que todas las personas entendieran esto, y no publicaran con ahínco sin alguna intención, pero quien verdaderamente reconozca el valor de la comunicación gráfica, estará, cada vez más, dotando de identidad a su marca, lo cual, con el tiempo, se traduce en un branding con calidad.